viernes, 27 de marzo de 2020

COVID 19: EL RIVAL INESPERADO









"Guarda tus miedos para ti mismo, pero comparte tu valentía con los demás" (R.L. Stevenson)


Hola a todos:


Hoy es el día. Hemos estado entrenando todos estos años atrás nuestro cuerpo y nuestra mente para afrontar el partido decisivo, el partido de la temporada, quizás el partido de nuestras vidas.


Es cierto. No contábamos con este rival. No estaba inscrito a principio de temporada y se nos ha colado en la final. Se llama COVID 19. Enemigo peligroso. No se le ve, es fuerte y sobre todo rápido muy rápido. Actúa con determinación sobre nuestras defensas y es incansable al desaliento.


Es también despiadado. Puede provocar estrés, ansiedad, frustración, desesperación. Nos bloquea y nos genera dudas.


Pero no importa. Hemos desarrollado habilidades a base de callo. Cada uno en nuestro puesto. La percepción de control sobre la situación es por tanto absoluta. Hemos fortalecido nuestra autoconfianza y mantenemos intacta la motivación por el reto. El reto de derrotar a nuestro rival más inesperado.


No es ficción, ni falsa autoconfianza. Tenemos recursos para ello lo que nos hace sentirnos imbatibles. Además hay equipo.


En primera línea tenemos a nuestros mejores jugadores para esta economía de guerra: el personal sanitario. Valientes como pocos, jugándose la vida por los más vulnerables con el respirador en la mano y el corazón en el pecho.


En una segunda línea nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. El ejército y la policía. Hombres y mujeres garantes del orden y la seguridad de todos. Son nuestros jugadores más experimentados, curtidos en mil batallas y siempre victoriosos a pesar de jugar con casi todo en contra.


Acompañándoles en la medular todo el personal encargado de proveernos de alimentos. Jugadores de grandes superficies, tierra o baldosa, que hacen que nuestro espíritu no decaiga ante tan descomunal envite.


Y en la retaguardia, la mayoría de nosotros. Jugadores de clase media. Ni Zidanes, ni Pavones.  Actuando con responsabilidad. Confinados  para sostener a los nuestros. Juntando las líneas en los momentos en los que más hay que apretar. Olvidándonos del gregario de lujo y sacando al líder que llevamos dentro. Reinventándonos en nuestra rutina diaria. Reajustando prioridades. Equiponderando esfuerzos y despojándonos poco a poco de tanta sobreinformación.


La victoria es segura. La certeza de saber que después del invierno siempre viene la primavera, que después de la tormenta siempre viene la calma, elimina el miedo que conlleva la incertidumbre. El miedo del que nos debemos guardar para compartir nuestra valentía.


No apueste contra nosotros, Sr. Covid 19. Pierde.


Un abrazo para todos y mucho ánimo!!!







lunes, 27 de enero de 2020

Kobe Bryant y el liderazgo compartido. D.E.P.


"El liderazgo compartido permite descargar la presión del líder natural de un equipo en otro u otros miembros del mismo favoreciendo, de este modo, el rendimiento global del conjunto".


Hoy es un día triste, muy triste para el mundo del deporte,

Una leyenda del baloncesto, Kobe Bryant, nos ha dejado prematuramente y de forma trágica. 

No quisiera dedicar esta entrada a analizar su trayectoria deportiva en términos de cualidades físicas o técnicas sino en alabar lo que para mí fue su gran aportación al deporte desde el punto de vista de la psicología deportiva. Me estoy refiriendo al "liderazgo compartido".

Kobe llegó a la NBA sin pasar por la competición universitaria. Con tan sólo 18 años y en cuestión de un par de meses pasó del pupitre del instituto a jugar en Los Lakers. Casi nada.

La franquicia angelina estaba necesitada de títulos tras años de sequía. Desde que Magic Johnson y el "show time" abandonara el Staple Center de Los Angeles, el público californiano no había a vuelto a ver a sus chicos con el anillo puesto.

Además la propia NBA buscaba desesperadamente un relevo para el mejor jugador de la historia, Michael Jordan. Había que sostener como fuera los niveles de audiencia y merchandising que la mejor liga del mundo generaba.

Las grandes actuaciones individuales de aquel chaval le iban señalando como el líder natural de un equipo obligado a reconquistar el trono así como el deseado relevo de M.J. Demasiado pronto. 

La llegada de Shaquille O'Neal alivió la presión y el desgaste mental que conlleva la responsabilidad de ejercer el liderazgo al más alto nivel. 

Kobe supo aparcar el ego propio del que se sabe el mejor para compartir el liderazgo con alguno de sus compañeros. Primero fue con Shaquille, luego, en una segunda etapa, con nuestro Pau Gasol. 

Los beneficios no tardaron en aparecer. El "liderazgo compartido" descubre nuevos líderes, promueve la creatividad y el debate entre ellos y garantiza un mayor respaldo del resto del equipo ante las decisiones adoptadas.

El resultado final: cinco campeonatos y la visualización de los efectos positivos del "liderazgo compartido".

D.E.P Kobe






















Bienvenidos!!!

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