No hay mejor motivo para la acción (motivación) que tener un buen objetivo por el que pelear
Hola,
Como ya he comentado en el artículo anterior, uno de los factores más importantes que contribuyen a que nuestros deportistas adquieran unos niveles óptimos de motivación y que éstos puedan mantenerse a lo largo de toda la temporada, es el hecho de que tengan unos objetivos atractivos por los que pelear. Pero, ¿cómo han de ser estos objetivos?, ¿Cuándo se deben establecer?, ¿Quiénes deben fijarlos?.
En primer lugar hay que señalar que existen dos tipos de objetivos: objetivos de resultado (dirigidos a la consecución de un resultado determinado) y objetivos de realización (habilidades o conductas que se deben adquirir para poder lograr ese resultado). Los primeros son claves para mantener una elevada motivación básica mientras que los segundo son fundamentales para la motivación cotidiana y los niveles de autoconfianza.
Los objetivos de resultado pueden actuar como un elemento altamente motivacional si son bien planteados. Para ello deben reunir las siguientes características: deben ser atractivos para el deportista, deben ser realistas, es decir, alcanzables, concretos, no ambiguos y deben ser mensurables para que pueda existir una posterior evaluación (todo lo que no se mide no sirve).
Se deben fijar a principio de cada temporada por parte del entrenador y deben ser transmitidos al deportista de forma concisa, pulsando su opinión para que sean consensuados y haya una mayor implicación y compromiso por ambas partes.
Debe haber un calendario en el que se marquen los objetivos prioritarios a medio o largo plazo así como los objetivos intermedios que ayuden al deportista a mantener intacta su motivación a lo largo del tiempo.
Por último, debe existir una evaluación periódica para ver el grado de cumplimiento de los objetivos planteados y en su caso corregir las desviacones existentes.
Los objetivos de realización deben ser utilizados como estrategia para conseguir los objetivos de resultado. Se trata de objetivos sobre habilidades y conductas que han de plantearse en cada sesión de entrenamiento explicando al deportista de forma concreta qué se pretende conseguir con el aprendizaje de dichas habilidades y conductas.
Si el deportista logra adquirir una habilidad-conducta determinada y percibe que logra los resultados de objetivo como consecuencia del aprendizaje de dicha habilidad-conducta su nivel de autoconfianza se disparará actuando como un elemento motivador fundamental para afrontar cualquier reto. Es en ese momento cuando empieza a ser consciente de que dispone de los recursos necesarios para afrontar los retos planteados porque los ha trabajado con éxito previamente. Se trata
por tanto de ayudar al deportista a adquirir una "autoconfianza fundamentada" y "no ficticia" que contribuya a incrementar la motivación por el logro de objetivos tanto a corto como a largo plazo.
Tanto en el caso de objetivos de resultado como de realización, el entrenador puede apoyarse en la figura del psicólogo deportivo quien le podrá asesorar sobre el planteamiento de los mismos, su comunicación al deportista, su seguimiento diario y su posterior evaluación. También, si procede, en las correcciones que haya que introducir ante posible desviaciones en el grado de cumplimiento. Todo ello con el objetivo primordial de adquirir y mantener el nivel de motivación óptimo del deportista a lo largo de toda la temporada.
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