jueves, 9 de mayo de 2019

Nivel de activación

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Todo deportista debe aprender a autocontrolar su nivel de activación antes, durante y después de la competición para optimizar su rendimiento deportivo.

Hola,

Hoy me gustaría hablaros de una de las variables psicológicas que más influyen en el rendimiento deportivo: "el nivel de activación".


En el ámbito del deporte, la activación se refiere fundamentalmente a la respuesta tanto fisiológica como cognitiva que experimenta el organismo del deportista ante los distintos retos.


Ésta puede ser positiva o negativa. La motivación por el reto suele favorecer una activación positiva mientras que la ansiedad, el estrés o el miedo al fracaso suele propiciar una activación negativa.


Ambos tipos de activación pueden ser beneficiosas o perjudiciales, por tanto, no debe confundirse activación negativa con activación perjudicial ni activación positiva con activación beneficiosa. Por ejemplo, el estrés puede hacer que estemos en un estado de alerta óptimo que nos haga rendir mejor mientras que una sobremotivación nos puede conducir a un nivel de activación demasiado elevado que nos haga cometer errores en la toma de decisiones.


Lo verdaderamente importante es que el deportista identifique su nivel de activación, ya sea positiva o negativa, y sea capaz de controlarlo y situarlo en el nivel óptimo para poder rendir al máximo nivel.


La clave para identificar el nivel de activación está en la propia autoobservación que hace el deportista sobre aspectos fisiológicos (sensaciones corporales como tensión muscular, frecuencia cardiaca, temblores, sudoración, etc.) o sobre aspectos cognitivos (pensamientos, autodiálogos, imágenes, etc.).


Para el autocontrol de su nivel de activación, el deportista puede utilizar una escala subjetiva de 0 a 10 puntos para cuantificar los distintos niveles de activación que vaya experimentando ante las distintas situaciones que se le presente. La valoración 0 corresponderá a un estado de relajación absoluto mientras que el 10 reflejará un estado de máxima activación.


Entre ambos valores el deportista encontrará su nivel óptimo de activación a través de la práctica continuada de identificación y cuantificación de su nivel de activación.


La activación también se puede medir de forma objetiva a través de datos de frecuencia cardiaca o mediante la observación de determinadas conductas como acciones impulsivas, por ejemplo, pero lo ideal es que sea el propio deportista el que mediante la autoobservacion aprenda a controlar su nivel de activación hasta situarlo en el punto en el que le permita rendir mejor.


Con la ayuda de un psicólogo deportivo el deportista puede aprender a desarrollar estrategias que le ayuden a estos propósitos y alcanzar asi el rendimiento deportivo deseado.

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